La extraña trompeta de Dizzy Gillespie
La vida del trompetista Dizzy Gillespie escapó de los lugares comunes de las de sus colegas: fue alegre, bastante larga, escasa en dramas y provista de un reconocimiento al talento que no tuvieron otros genios del jazz.
Para empezar, su trompeta, más cercana a alguno de los inventos estrafalarios de Les Luthiers que al instrumento de un músico legendario. Estaba doblada y el pabellón apuntaba hacia arriba, como en un ángulo de 45 grados. No era producto de ningún rasgo snob, sino de un accidente mágico.
Sobre este instrumento excéntrico hay dos historias. La primera sitúa su origen en Manchester, en 1937, donde Dizzy fue a recalar acompañando a la Teddy Hill Orchestra. Al parecer, Dizzy encontró a un trompetista que, debido a su incipiente ceguera, utilizaba un instrumento semejante por razones de visibilidad.
La segunda historia se sitúa el 6 de enero de 1953, Snooky Club, NY. Durante la celebración del cumpleaños de su esposa Lorraine en el Snooky. Como solía hacer en las celebraciones familiares o reuniones de amigos, Dizzy improvisó junto con otros músicos una jam session hasta que, solicitado por unos periodistas, hubo de abandonar el local. Durante su ausencia dos conocidos cómicos, Stump & Stumpy, ocuparon el escenario y en un avatar de su actuación uno de ellos cayó sobre la trompeta de Dizzy. A su regreso, el trompetista encontró su instrumento magullado, pero no muerto, así que continuó toda la noche tocando como si nada hubiese ocurrido. No obstante, al terminar la interpretación, el imprevisible Dizzy, sorprendió a los invitados al afirmar que el sonido de su trompeta magullada le gustaba más, muchísimo más que el sonido de su trompeta habitual; prefería tocar “esa” trompeta, con el cuerno apuntando hacia los micrófonos que colgaban del techo; aseguraba que con la nueva postura visualizaba mejor la partitura, escuchaba antes los sonidos, tocaba más erguido y se sentía más cómodo en la ejecución con sordina que, a partir de entonces, podría ser más controlada y suave. Dizzy decidió que sus trompetas se adaptarían a este singular diseño a partir de entonces.
«En un primer momento no conseguía sacarle las notas exactas, pero poco a poco me fui acostumbrando a ese nuevo sonido, mucho más dulce. Toqué así el resto de la noche y, al día siguiente, la llevé para que la arreglaran. Días después, tocando otra vez con la trompeta enderezada, comencé a añorar aquella sonoridad, así que me dirigí a la fábrica Martin, que hacía las trompetas que yo usaba, y les pedí que me fabricaran una torcida. Me dijeron que estaba loco, y les respondí que sí pero que la quería, y ya he tocado con ese instrumento el resto de mi vida.»